Cuando sus prioridades están claras, las decisiones son fáciles de tomar

La toma de decisiones basada en datos (DDDM) se define como el uso de hechos, métricas y datos para guiar las decisiones empresariales estratégicas que se alinean con sus metas, objetivos e iniciativas. Cuando las organizaciones se dan cuenta de todo el valor de sus datos, eso significa que todo el mundo -ya sea un analista de negocios, un director de ventas o un especialista en recursos humanos- está capacitado para tomar mejores decisiones con datos, cada día. Sin embargo, esto no se consigue simplemente eligiendo la tecnología analítica adecuada para identificar la próxima oportunidad estratégica.

Su organización necesita hacer que la toma de decisiones basada en datos sea la norma, creando una cultura que fomente el pensamiento crítico y la curiosidad. Las personas de todos los niveles tienen conversaciones que comienzan con datos y desarrollan sus habilidades de datos a través de la práctica y la aplicación. Fundamentalmente, esto requiere un modelo de autoservicio, en el que las personas puedan acceder a los datos que necesitan, equilibrado con la seguridad y la gobernanza. También requiere competencia, creando oportunidades de formación y desarrollo para que los empleados aprendan las habilidades de los datos. Por último, contar con el apoyo de los ejecutivos y una comunidad que apoye y tome decisiones basadas en los datos animará a otros a hacer lo mismo.

Grandes ideas: intersecciones (nlaustralia)

Establecer de forma centralizada un conjunto claro de prioridades y aplicarlas localmente con un alto grado de autonomía de los gestores locales. En una situación dinámica, centralizar demasiado la toma de decisiones merma la capacidad de la organización para responder con rapidez y eficacia. Los líderes eficaces facultan a los directivos para que tomen las mejores decisiones posibles, teniendo en cuenta un conjunto claro de prioridades de la empresa, como la seguridad de los empleados y el comportamiento ético con los clientes. Deben establecerse umbrales claros para cuando un directivo local tenga que pedir autorización al centro.

En lugar de una lista clara y jerárquica de prioridades, los líderes mediocres establecen un buffet de prioridades, todas ellas aparentemente iguales. Parece algo así: “En este momento de necesidad, tenemos que ser eficientes, eficaces, innovadores, seguros, rápidos, ágiles y de alta calidad”. Las peores situaciones son aquellas en las que los líderes proporcionan prioridades poco claras y contradictorias a su gente.

Las interrupciones conducen inevitablemente a una sobrecarga de información, a veces contradictoria. En los peores casos, los empleados reciben prioridades poco claras o incoherentes. Por eso, un conjunto de prioridades claras es importante en tiempos de agitación, pero es tan difícil de conseguir.

Significado de las prioridades

El enemigo de una buena priorización es el pánico, o al menos la toma de decisiones basada en reacciones estrictamente emocionales. Puede ser demasiado fácil responder inmediatamente a un problema en cuanto aparece, sin pensar en las consecuencias de nuestra reacción y en cómo puede afectar a otras prioridades. Es muy natural que queramos eliminar una situación estresante lo antes posible. Queremos que las emociones adversas desaparezcan lo antes posible. Pero cuando se trata de hacer malabares con múltiples problemas o tareas por completar, priorizarlas primero puede significar la diferencia entre completar todo satisfactoriamente o no completar nada.

Una de las mejores maneras de tomar buenas decisiones sobre la priorización de las tareas es entender los requisitos de cada una. Si tienes varias tareas que completar y supones que una de ellas sólo te llevará una hora, puedes decidir posponerla hasta que las otras estén terminadas. Esta suposición podría ser desastrosa si, una vez que empiece la tarea, descubre que hay varios componentes adicionales que no había tenido en cuenta y que el tiempo para completarla será cuatro veces mayor de lo que había calculado. O bien, una de las tareas puede depender de los resultados de otra, como participar en un estudio y luego escribir un informe sobre los resultados. Si no sabes que una tarea depende de la otra antes de empezar, podrías hacer las tareas fuera de orden y tener que empezar de nuevo. Debido a situaciones como ésta, es muy importante entender exactamente lo que hay que hacer para completar una tarea antes de determinar su prioridad.

Dilemas y decisiones éticas

¿Cuántas veces has pulsado el botón de “snooze” en lugar de levantarte temprano para esa clase de yoga? ¿O tal vez has dicho “sí” a quedarte hasta tarde en el trabajo, sólo para perderte otra cena con tu familia? En lo que parece una batalla constante por conseguir más tiempo, tener claras tus prioridades puede ser la clave no sólo para recuperar un tiempo precioso, sino también para liberar todo tu potencial.

La palabra “no” suele confundirse con una respuesta negativa, y “sí” con una positiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cuando decimos “sí” a algo significa que estamos diciendo “no” a otra cosa. Por ejemplo, si digo “sí” a trabajar hasta tarde, estoy diciendo “no” a cenar con mi familia. Por eso es tan importante tener muy claros nuestros límites.

Para establecer límites, primero tenemos que definir: ¿qué es lo más importante? Quizá sea el tiempo que pasamos con la familia, una carrera diaria, una cita semanal, tiempo en la naturaleza, viajes por carretera, un baño caliente o la lectura. Piensa en las cosas que realmente “llenan tu copa”.

Al definir lo que más te importa, podrás crear un límite en torno a ese valor tan importante. Por ejemplo, si para ti es importante cenar con tu familia todas las noches, salir del trabajo a la hora se convierte en algo innegociable. En lugar de quedarte hasta tarde, pregúntale a tu jefe si puedes llegar antes, ejerciendo así tus prioridades.