Callos con garbanzos andaluza

Callos a la mexicana

Señoras y señores, permítanme presentarles un plato para morirse: los callos a la madrileña. No estoy bromeando: He visto a gente pelearse por el último plato de este increíble guiso. Atención: hay que tener gusto por los alimentos gelatinosos, ya que este plato lo es todo. Como ya habrás deducido, en España se convierten las partes feas del animal en algo hermoso. Lo más difícil será comprar los ingredientes; la preparación en sí es muy sencilla.  INGREDIENTESPreparación

Callos

Si me preguntaran cuál es mi parte favorita de la cocina española, no respondería con la tortilla (tortilla de patatas), el jamón (jamón curado) o la paella (plato de arroz con carne y verduras). Lo que más me gusta de la cocina española es su sabrosa tradición de sopas y guisos.  Por lo general, se centran en una de las que me gusta llamar la Santísima Trinidad de las Legumbres Españolas -garbanzos, judías blancas y lentejas-, estos platos de una sola olla se cocinan a fuego lento durante horas, dejando que los sabores de las verduras aromáticas y los embutidos picantes se combinen para crear un producto sencillo, pero sabroso.

Cuando lleguen las bajas temperaturas en noviembre, tanto los cocineros de los restaurantes como las abuelas empezarán a preparar estos guisos cálidos y reconfortantes que son muy queridos por los españoles pero poco apreciados por los extranjeros. Permítanme compartir con ustedes tres de los guisos imprescindibles que deben probar si visitan España fuera de temporada (o para probar en su propia cocina). Cada receta sirve para entre 4 y 6 personas, o para una persona y las sobras para una semana.

La traducción literal de este plato – «callos con garbanzos»- puede no sonar muy apetecible, y admito que no es para todo el mundo. Pero cuando el estómago de la vaca se cocina durante tres horas con especias como el comino, la pimienta negra y el clavo de olor, se transforma en una comida reconfortante; los medallones de un buen chorizo español también ayudan. He comido tazones abundantes de este producto en todo el país y la carne de los callos siempre ha sido tierna y fundente, sin ser chiclosa ni viscosa. Los garbanzos terrosos añaden un buen contraste de textura y sabor a este guiso.

Wikipedia

Los callos de ternera, que es el revestimiento del estómago de la res, se llaman en español callos. Es un plato muy tradicional en Madrid y se sirve en las tabernas y en las mesas familiares desde hace siglos.  Es una comida contundente, perfecta para los días fríos de invierno.

Como todos los platos tradicionales, hay muchas variaciones. Esta receta lleva jamón serrano y morcilla, mientras que otras pueden llevar carrillada de buey y un chorrito de vino blanco. También tiene la opción de añadir garbanzos; aunque no es tradicional en este plato de callos, las alubias espesan un poco el caldo.

Se pueden encontrar callos de buey en la mayoría de los mercados. Hay tres tipos de callos: los de nido de abeja (los más tiernos), los de bolsillo (menos tiernos) y los simples o lisos (los menos tiernos). Si puede, compre los callos alveolados. Esta receta también lleva pata de ternera o de cerdo; cuando la compre, asegúrese de que está cortada por la mitad. El carnicero local puede cortarla en segundos con sus afiladas herramientas.

Los callos son una adición deliciosa a las sopas y guisos, pero si no se preparan correctamente pueden tener un olor desagradable. Es importante limpiar bien los callos antes de cocinarlos. Sumergir los callos limpios en una solución de vinagre y agua puede ayudar a contrarrestar el olor, al igual que hervirlos, escurrirlos y enjuagarlos una o dos veces.

Receta de callos a la madrileña

Los callos de ternera, que es el revestimiento del estómago de la res, se llaman en español callos. Con ella se elabora un plato muy tradicional en Madrid, que se sirve en las tabernas y en las mesas familiares desde hace siglos.  Es una comida contundente, perfecta para los días fríos de invierno.

Como todos los platos tradicionales, hay muchas variaciones. Esta receta lleva jamón serrano y morcilla, mientras que otras pueden llevar carrillada de buey y un chorrito de vino blanco. También tiene la opción de añadir garbanzos; aunque no es tradicional en este plato de callos, las alubias espesan un poco el caldo.

Se pueden encontrar callos de buey en la mayoría de los mercados. Hay tres tipos de callos: los de nido de abeja (los más tiernos), los de bolsillo (menos tiernos) y los simples o lisos (los menos tiernos). Si puede, compre los callos alveolados. Esta receta también lleva pata de ternera o de cerdo; cuando la compre, asegúrese de que está cortada por la mitad. El carnicero local puede cortarla en segundos con sus afiladas herramientas.

Los callos son una adición deliciosa a las sopas y guisos, pero si no se preparan correctamente pueden tener un olor desagradable. Es importante limpiar bien los callos antes de cocinarlos. Sumergir los callos limpios en una solución de vinagre y agua puede ayudar a contrarrestar el olor, al igual que hervirlos, escurrirlos y enjuagarlos una o dos veces.